Tu
querida verdad relativa,
Sin
principio ni salida,
Dimos
por muerta nuestra infancia continua,
Solo
murió la inocencia de las mentiras verdaderas,
Sin
vergüenza ninguna,
Con
la verdad como única mentira.
Dimos
por muerto nuestro corazón,
Solo
se hirió la parte mas profunda de la razón,
Dando
amor por cada esquina,
Sin
miedo a que cupido no atine,
Sin
dos dedos de frente,
Para
mostrarle tu corazón a la gente.
Y
porque no dijimos basta,
A
crecer, para vivir sin complejos,
Sin
miedo a no tener pasta,
A
no vivir rodeado de espejos.
Y
querida infancia mía,
Devuélveme
la vida o muere hasta la muerte,
De
tanto querer querernos nunca supe quererte.
...un poema que combina elocuencia y magia
ResponderEliminarde lenguaje poético..
buen trabajo !